Discurso 50 aniversario CEDAL

Discurso pronunciado por
Carlos Rivera Bianchini
Presidente de CEDAL
Auditorio Museo del Jade
15 de noviembre 2018

CEDAL discurso 50 años

SEÑORES Y SEÑORAS DIPUTADAS
MIEMBROS DEL CUERPO DIPLOMÁTICO
SEÑOR DON OSCAR ARIAS SANCHEZ, expresidente de República y Premio Nobel de la Paz
COMPAÑEROS DE JUNTA DIRECTIVA.
ESTIMADO DON HERMANN BENZING, a quien agradecemos haya viajado desde Alemania para acompañarnos.
SEÑORAS Y SEÑORES.

En nombre de la Junta Directiva de CEDAL, reciban ustedes nuestro agradecimiento por acompañarnos en este motivador acto de celebración del cincuentenario de nuestra existencia.

La historia de CEDAL, como todas aquellas que dejan huella exitosa en el tránsito de la vida, se ha construido con el aporte de muchos hombres y mujeres que se han empeñado en tomar la pluma para escribir las mejores obras de su inteligencia.

Esta oportunidad de recorrer el paso de los años, de cerrar los ojos por un instante para retrotraernos al pasado y mirar las fuentes que nos inspiraron, nos obliga a realizar un recuerdo póstumo de quienes partieron a la eternidad. En la memoria de los tres expresidentes de Cedal, don José Figueres, don Daniel Oduber y don Luis Alberto Monge, demócratas por excelencia, recordamos a esa generación que firmó el pacto constitutivo de CEDAL y que muchos de ellos hoy no están con nosotros.

Aunque cincuenta años representan, si acaso, un suspiro en la historia, bajo el alero de la cultura precolombina que encierra este hermoso lugar, permítanme realizar un breve repaso por el tiempo y los caminos recorridos.

Nacimos en mil novecientos sesenta y ocho, época de las masivas manifestaciones juveniles en París y Berlín; de la Primavera de Praga y de las protestas de los estudiantes estadounidenses contra la guerra de Vietnam; época del militarismo, de golpes de Estado, de tiranías y de violación de derechos humanos por parte de regímenes totalitarios que gobernaban la mayoría de estas tierras latinoamericanas. Época en donde los luchadores por la libertad, el respeto a la voluntad popular, del libre sufragio y de la defensa de los derechos civiles eran masacrados por sus ideas en muchos países de nuestro continente.

Inspirados en los valores democráticos y convencidos de la importancia de la formación y capacitación política, un grupo de hombres y mujeres dan nacimiento a una asociación a la que denominan Centro de Estudios Democráticos de América Latina, con la misión de proyectar los principios democráticos en el continente, formar una cultura democrática en nuestras sociedades y ayudar a quienes se constituían como el estandarte de esas luchas. Nacemos con la ilusión de cambiar al tirano por el demócrata; al gobierno militar por el gobierno civil, a la opresión por la libertad.

Aunque fueron muchos quienes participaron en este nacimiento, destaca entre ellos el pensamiento democrático y libertario de José Figueres Ferrer, Daniel Oduber Quirós y Luis Alberto Monge Alvarez, Ejemplo de ese espíritu democrático que los caracterizó, lo encontramos en reiteradas intervenciones y escritos.

En un acto heróico- este sí fue heróico de verdad- el de la abolición del ejército, cuya proclama cumplirá el próximo primero de diciembre setenta años de haberse dado y que todos los costarricenses deberíamos de celebrar, Figueres dijo: “somos sostenedores definidos del ideal de un nuevo mundo en América. A esa Patria de Washington, Lincoln, Bolívar y Martí, queremos hoy decirle: ¡ Oh América! Otros pueblos, hijos tuyos también, te ofrendan sus grandezas. La pequeña Costa Rica desea ofrecerte siempre, como ahora, junto con su corazón, su amor a la civilidad, a la democracia, a la vida institucional”.

En un mensaje titulado “La misión más digna del ciudadano: La Política”, el ilustre benemérito de la Patria Daniel Oduber expresó: “No puedo creer que haya un padre o una madre costarricenses que no piense todas las noches qué clase de país quiere para ver crecer a sus hijos y qué clase de hombres quiere manejando su Gobierno. Porque ser ciudadano, en una democracia, es cogobernar todos los días, siguiendo la obra de Gobierno, y tratando de entender los inmensos problemas que tienen que resolver el hombre de Estado. Ser ciudadano en una democracia es muy distinto a ser súbdito de una dictadura. El súbdito cumple las órdenes que le viene de una autoridad fuera de su control. El ciudadano en un Estado democrático participa activamente en el gobierno a través de la política. Escoge sus representantes para dirigir los asuntos del Estado, desde la Municipalidad hasta la Presidencia. Es entonces corresponsable con quienes él eligió. En todas las áreas de gobierno debe el ciudadano tratar de mejorar la calidad de los hombres encargados de orientar al país…”.

El pensamiento de Luis Alberto Monge en la construcción de la democracia es grande y profundo. En su escrito sobre “Miseria versus democracia” manifestaba “La democracia necesita más que nunca reformas estructurales para vencer las contradicciones económicas y liquidar la explotación del hombre por el hombre. En la lucha para defenderla de las fuerzas adversas que restringen su significado, y que le dan un carácter exclusivista y de privilegio, no debemos jamás perder de vista que todo intento de superar los problemas de la miseria, por la vía totalitaria, es sólo un burdo engaño a nuestros pueblos. Será necesario repetir una y mil veces, que no existe auténtica justicia sin libertad. Que la democracia imperfecta debido a las injusticias sociales, es siempre susceptible de ser mejorada y perfeccionada. Todo depende de la aplicación rigurosa y acertada de los principios democráticos. Todo depende en suma, de los auténticos demócratas”.

Las preocupaciones de don Pepe, don Daniel y don Luis Alberto, los llevan a establecer un convenio con la Fundación Friedrich Ebert de Alemania, para que con el apoyo de esta Fundación y de manera conjunta se desarrollen programas de fortalecimiento a la democracia en América Latina. La decisión de la Fundación Ebert de establecerse en nuestro país y de colaborar desde aquí a la reconstrucción de la democracia en América Latina, constituye uno de los legados más importante que hayamos recibido los latinoamericanos como aporte a nuestros sistemas políticos.

Convencidos de la importancia de la formación política en quienes aspiraban a ser dirigentes políticos o gremiales, a fin de complementar su educación formal con otros conceptos y habilidades, así como la adquisición del centro de capacitación La Catalina por parte de la Fundación, permitieron iniciar los programas de capacitación y educación dirigidos a partidos políticos, al movimiento sindical, al movimiento cooperativo, a grupos ambientalistas, a jóvenes y mujeres, provenientes tanto de nuestro país como del resto de los países de América Latina. Cuatro décadas de relación permitieron que al término de nuestro convenio con la Fundación, habían pasado por las aulas de la Catalina cerca de treinta y ocho mil dirigentes, de los cuales aproximadamente treinta y tres mil provenían de Costa Rica. Hoy, reafirmamos lo relevante que significa la formación política como elemento vital para el ejercicio de un buen y sano gobierno.

Durante este mismo período, se publican más de quinientos cincuenta textos, siendo estos libros, revistas y otros documentos y se implementaron una variedad de mesas de diálogo sobre temas como reforma del Estado, Educación, economía, reforma fiscal y corrupción, entre otros.

Es de destacar la presencia en nuestras aulas de distinguidos conferencistas como el premio nobel de la Paz, el Canciller Willy Brandt, y de los expresidentes Mario Soares de Portugal, Rodrigo Borja de Ecuador, Fernando Enrique Cardoza de Brasil, Raúl Alfonsín de Argentina, Hernán Siles Suazo de Bolivia, Michael Manley de Jamaica, George Price de Belice y Julio Nyerere de Tanzania, así como José Figueres, Mario Echandi, Daniel Oduber, Rodrigo Carazo, Luis Alberto Monge, Oscar Arias, José María Figueres y Laura Chinchilla.

Concluida esta alianza de cuatro décadas con la Fundación Ebert, hemos continuado nuestro trabajo de formación en programas dirigidos a la mujer, a formación de liderazgos para la juventud y la sociedad civil; al sector cooperativo y en el presente año con mujeres emprendedoras, mediante acuerdos con diversas organizaciones e instituciones como el INAMU, Municipalidades, el Instituto Costarricense de Electricidad, el Infocoop la Universidad Fundepos y el sector cooperativo y otras organizaciones. Estas jornadas nos han permitido incorporar en nuestros programas de formación aproximadamente a dos mil personas.

En el año dos mil doce, iniciamos un proceso de discusión acerca del futuro de la democracia. Diálogos hacia el bicentenario, programa de televisión bajo la preparación y conducción de CEDAL nos permitió llevar a este medio de comunicación, conversaciones sobre algunos de los retos que tiene la democracia hacia el futuro. Fueron cerca de cincuenta programas con la participación de más de cien personas que discutieron sobre educación, cultura, empleo, juventud, transporte, reforma del Estado, Relaciones internacionales y otros más. Después de estas jornadas, concluimos que si era necesario hablar de democracia. Retomar la discusión, profundizar en los logros y en las debilidades y definir nuevos rumbos.

Hace cincuenta años, nos propusimos formar cuadros políticos que asumieran la responsabilidad de conducir a sus gobiernos por los caminos de la democracia. Y los cambios se dieron. Los militares se vieron obligados a regresar a sus cuarteles; volvió a aflorar el Estado de Derecho; los ciudadanos manifestaban sus acuerdos o desacuerdos por medio de procesos electorales periódicos y pluralistas; se fortalecieron las instituciones democráticas como el Parlamento y se consolidó la independencia de los Poderes Judiciales.

Con tristeza vemos como en Venezuela aquellos logros han retrocedido en los últimos años. En nuestra región, la Centroamericana, la consolidación de la democracia se ha convertido en tarea difícil, y pareciera que más que avanzar, sufre profundos retrocesos que llaman a la preocupación.

Hace treinta y un años, gracias al Plan de Paz propuesto por el presidente Arias, la democracia se volvió a convertir en uno de los desafíos para Centroamérica. No hay paz sin democracia rezaba el plan de paz. Los acuerdos de paz constituyeron un nuevo nacimiento de la libertad y la democracia. Significaron el ideal de una sociedad libre y democrática en la que todas las personas vivieran en armonía y en igualdad de oportunidades.

Hace un año, cuando celebrábamos los treinta años del Plan de Paz, don Oscar Arias dijo las siguientes palabras referidas al reto pendiente de la consolidación democrática en Centroamérica: “Ningún país está exento de retrocesos. Ningún país está vacunado contra el populismo y la demogogia. Debemos estar permanentemente alertas y apostar por los mecanismos que fortalecen el marco institucional. El futuro democrático de Centroamérica no depende solo de elegir a mejores líderes, sino de formar mejores instituciones, instituciones que fomenten el debate crítico y plural; instituciones que hagan valer la ley y el bien común sobre los intereses individuales y gremiales; instituciones que afirmen el sistema de pesos y contrapesos, y que proscriban la injerencia militar en el gobierno civil; instituciones que destierren la corrupción y que hagan de la profesión política el mayor honor al que pueden aspirar las personas más capacitadas de la sociedad”.

Y hace un año don Oscar, aunque habíamos vivido en nuestra vecindad los fraudes electorales para consolidar una dinastía familiar, nuestra retina no había visto las masacres de estudiantes y mujeres que únicamente pedían democracia y respeto a sus derechos humanos.

Cincuenta años después de nuestro nacimiento, vemos con preocupación como el autoritarismo regresa, los militares utilizan las instituciones democráticas para llegar al poder, el populismo cautiva al elector y las instituciones democráticas son penetradas por la corrupción.

Y también vemos como la democracia centenaria, la nuestra, la que se ha enorgullecido de su sistema democrático, la que era apoyaba sin cuestionamientos por la gran mayoría de los ciudadanos, la que no generaba dudas en su Poder Judicial y en donde el diálogo era parte para la construcción de convergencias, hoy se ha vuelto más intolerante, pierde su credibilidad y encuentra seriamente cuestionadas sus instituciones, las mismas que son fundamentales para un buen funcionamiento de la democracia y en donde hacer y participar en política se ha vuelto en sinónimo de corrupción. Esto debe de cambiar y debe de superarse. Esta democracia pareciera que hoy reclama reformas sustanciales y un nuevo pacto social.

Tener presente cuáles son los desafíos de la democracia para los próximos cincuenta años, son fundamentales para definir el rumbo de una organización como la nuestra.

Los desafíos de la democracia pasan por lograr sociedades más justas en donde el progreso y el crecimiento sean para todos y no para pequeños grupos; en donde superemos las desigualdades existentes y la educación pública permita la formación de excelentes profesionales; en donde tengamos acceso a la movilidad social para erradicar la pobreza ; en donde eliminemos los privilegios de unos pocos que pesan sobre los hombros de los que menos tienen; en donde podamos ofrecerles a los jóvenes alternativas laborales para que no se sumen a las bandas de criminalidad y en donde formemos una cultura ética y moral contra la corrupción.

Sea esta oportunidad para agradecer a quienes han sido parte de nuestra historia. A la Fundación Friedrich Ebert, por el extraordinario aporte a la democracia en el continente; a nuestros fundadores, a quienes estuvieron al frente de esta organización: los expresidentes don José Figueres Ferrer, don Daniel Oduber Quirós y don Luis Alberto Monge Alvarez; a nuestros ex directores: Francisco Morales Hernández, Manuel Carballo Quintana y Guillermo Villalobos Solé; a los miembros de nuestras Juntas Directivas que se han entregado al servicio sin ninguna limitación; a nuestros alumnos y profesores; a nuestros socios y colaboradores en la ejecución de proyectos y en especial a don Hermann Benzing, quien junto con el Dr. Günther Grunwald y el Dr. Ernst J. Kerbusch, se constituyeron en pilares fundamentales de la cooperación Fundación Ebert- Cedal.

A todos ustedes, muchas gracias por acompañarnos en la reafirmación de nuestros compromisos por la capacitación y la formación política, por la paz, la democracia, la libertad y la justicia social.